Presentación del proyecto

Un equipo sanitario, formado por personal del CHUAC, centros de salud de primaria y especializada de A Coruña, Complexo Hospitalario Xeral – Calde de Lugo y Arquitecto Marside de Ferrol, proporciona asistencia sanitaria especializada quirúrgica, de consulta y formativa en los municipios de Murra, Quilalí , Wiwilí y Ocotal, en el departamento de Nueva Segovia (Nicaragua). Tres mil personas se ven beneficiadas por este proyecto sanitario de cooperación internacional con una década de experiencia.

Agareso y Solidaridade Galega visibilizan en este Diario de A Bordo la promoción de calidad sanitaria en este país centroaméricano.


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jueves, 11 de noviembre de 2010

Entrevista con Luis Carlos López, médico de asuntos sociales

Loreto Costa, (Wiwili, Nicaragua).- Luis Carlos López es médico de asuntos sociales, como le llaman a las prácticas, en el centro de salud de WiWilí. Está en el último año de estudios y a  pesar de tener solo  24 años ya ha visto muchas cosas. No rehúye ninguna pregunta. Su testimonio es claro y conciso. Ayer atendió dos partos en un día.



miércoles, 10 de noviembre de 2010

Sin nombre

Loreto Costa, (Wiwili, Nicaragua).- Muchos niños nacen Wiwilí sin nombre. Pueden pasar incluso semanas sin el. “Aún no le encontré uno bonito” dice una mujer que ha dado a luz esta misma mañana.

En Nicaragua suelen poner dos nombres. Muchos están sacados de la Biblia. Otros son inventados, utilizando fragmentos de los nombres de los padres, por ejemplo. Lo curioso es la cara que ponen cuando les digo el mío. “¿Loreto?, que nombre más raro”, me han dicho ya varias personas.

Desde que llegamos a Nicaragua, Miguel y yo tenemos ilusión por asistir a un parto. Vemos tantas embarazadas a diario esperando en la sala de ginecología… Pilar nos comenta que es bastante probable. Ella ya ayudó a nacer a un bebé en Jícaro el año pasado.

En Murra, durante la semana que estuvimos allí nacieron cuatro bebés. El segundo día en Wiwilí, dio a luz una mujer en el centro de salud por la mañana. Al enterarme le pedí al doctor López, a Ramón y a todas las enfermeras que vi que, por favor, nos avisaran si otra mujer se ponía de parto.

Ramón me buscó sobre las cuatro de la tarde. Había llegado Yaosca, una niña de 19 años, con dolores y 3 centímetros de dilatación. Llegó caminando durante una hora desde Quebrada de Agua con su suegra y su marido Ariel, de 23 años. Estudia cuarto de bachiller. Cuando la atiende el médico, le pide una constancia (justificante) para no perder el curso.

Luis, el doctor López, nos dice que la hora probable del parto es las 10 u 11 de la noche. Seguimos trabajando, pero pendientes también de la chica. Pilar y Mónica entraron en la sala de partos, para ayudar, sobre las ocho de la tarde. Fuera, Miguel esperaba fumando nervioso. “Parezco un padre primerizo…”, comenta riendo. El verdadero padre pasó por el centro unos minutos a preguntar y volvió a desaparecer.


Una hora más tarde Ramón viene corriendo a buscarlo. Aquí, obviamente, no hay ni epidural, pero Yaosca apenas dijo nada. El dolor se sentía a través de su rostro contraído, peo no se quejó en ningún momento. Ni antes ni durante el parto. El alumbramiento fue bastante rápido.

Mirando por el visor de su cámara, Miguel contenía la respiración durante los segundos que pasaron desde que el bebé nació y rompió a llorar. La emoción que flotaba en el ambiente se te metía en los poros de la piel. El rostro de la mamá se volvió aún más hermoso al recibir en sus brazos a su primer hijo.