Loreto Costa, (Murra, Nicaragua).- Apenas hay sitios libres en la sala de espera de ginecología. Decenas de mujeres de rostros curtidos por el sol, en los que puede leerse en cada arruga la dureza de sus vidas.
En un solo día Pilar ha atendido a 59 pacientes con todo tipo de patologías y realización de pruebas diagnósticas como legrados, ecografías, citologías, biopsias de cérvix… cuando en España lo habitual es realizar un máximo de 30 consultas en las que no se practican ese tipo de intervenciones. Suelen ser primeras citas e informar de pruebas anteriores.
La mayoría de las mujeres parecen tener más edad de la que realmente tienen. Predomina el matriarcado, la mujer es la que lleva el peso de la familia. El hombre va y viene con total libertad. En muchos casos ni siquiera aporta dinero o recursos, sin embargo, tiene poder de decisión sobre el cuerpo de la mujer.
Los hombres consideran que las mujeres existen para servir y agradar a los varones hasta el punto que ellos deciden qué es lo que ellas pueden o no hacer. Les quitan autonomía y capacidad. En definitiva, les arrebatan sus derechos.
Paula Francisca tiene 33 años, cinco hijos y espera el sexto, una niña que viene de nalgas según revela la ecografía que le hace Pilar. No quiere tener más, pero su marido no quiere que se haga una ligadura de trompas. De usar preservativo tampoco quiere ni oír hablar, nos dice Paula.
Con 30 años Marta Nidia tiene 7 hijos. Ha venido al centro de salud caminando durante dos horas, al lado de su marido, montado a caballo con la menor de sus hijas de tan solo un año. El resto de sus hijos se quedaron en casa solos, a cargo de la mayor, de 13 años. Dice que su marido quiere tener más hijos porque es evangelista. “Yo no deseo estar pariendo todo el tiempo pero me da miedo la operación”, dice en voz baja.
Al hablar de casos así, Dinara, enfermera obstetra comenta espontáneamente “el pastor y su mujer planifican (toman medidas anticonceptivas) pero no dejan que su rebaño planifique”.
En Murra descubrimos que las niñas se inician en las relaciones sexuales con 13 años, edad a la que además, muchas quedan embarazadas. También hay casos de violencia sexual, incluso dentro de la propia unidad familiar.
El Estado y
Este cartel está en la casa de maternidad, donde se alojan las mujeres embarazadas las últimas semanas antes del parto. No es necesario decir más.
Sus maridos, la Iglesia, el Estado... ¿quién más desea controlar el cuerpo de estas mujeres? Resulta realmente deplorable que todo el mundo sea dueño de su propio cuerpo antes que ellas mismas. Y lo peor es que tienen difícil salida de de esta situación de recorte de derechos y, en muchos casos, de la dignidad.
ResponderEliminarNATALIA
Sí, eu quédome co paragrafo onde di que unha das mulleres da consulta veu andando mentres o marido foi a cabalo... Non fai falta dicir máis.
ResponderEliminarMar